Etapas del camino

La carrera hasta la Cumbre más elevada

Pre-Postulantado


Pasados unos días de prueba, el aspirante comienza el pre-postulantado, que ha de durar medio año. Este primer contacto con la realidad del nuevo género de vida que pretende abrazar, tiene por fin adquirir conciencia del llamamiento divino, medir sus fuerzas y comprobar sus aptitudes, e irse impregnando progresivamente del espíritu monástico.
Vistiendo aún su traje del mundo, usa un blusón negro para los actos comunitarios, a casi todos los cuales asiste.

Postulantado


Luego comienza el postulantado, que ha de durar un año. Durante él sigue profundizando en la vida cartujana, en la espiritualidad católica y busca en la oración discernir con mayor claridad la llamada del Señor.

Vistiendo aún su traje del mundo, se cubre con una capa negra para los actos comunitarios, a todos los cuales asiste, excepto al Capítulo.

Noviciado


Comienza con la toma de hábito: túnica y cogulla (en otras Órdenes llamada escapulario) blancas y cinturón de cuero. Sobre la cogulla viste también capa negra para las celebraciones conventuales. Durante los dos años de su duración, el novicio va echando los cimientos de su formación monástica. Si se trata de novicio para el claustro, cumplido el primer año empieza los estudios para el sacerdocio.

Votos temporales


  • Primer compromiso:

    Terminado el noviciado, hace la profesión temporal por tres años, pronunciando los tres votos monásticos tradicionales: estabilidad, obediencia y conversión de costumbres (se consideran incluidos en ellos los clásicos de pobreza y castidad). Dejada ya la capa negra, se continúa en régimen de noviciado, bajo la dirección del Padre Maestro.
  • Segundo compromiso:

    Renovación de los votos temporales por otros dos años. El monje Hermano sigue el mismo tenor de vida que en la etapa anterior. El del claustro deja el noviciado y pasa a convivir con los profesos solemnes, y, para mejor concentrar su atención en el trascendental paso que se aproxima, interrumpe los estudios durante el segundo año. Se trata de la última experiencia, que tiene por fin preparar para la decisión definitiva con pleno conocimiento de causa y suficiente madurez.

Profesión Solemne


Por fin, al cabo de unos ocho años y medio de experiencia de vida cartujana, la perpetua consagración a Dios por los votos solemnes viene a sellar con broche de oro el don de sí mismo a Dios, en unión con Cristo dado por entero al Padre.

Desde este momento, el monje, ayudado por la gracia de su vocación, vivirá en plenitud para Dios y para la Iglesia, tendiendo más y más a “la perfección de la caridad, fin de nuestra profesión y de toda vida monástica”.

Donación


Los Donados, pasados dos años de noviciado, firman su primer compromiso de Donación por tres años, transcurridos los cuales pueden seguir renovándolos de tres en tres años o bien, pasados ocho años y medio de formación cartujana, hacer su Donación perpetua.