Vida en comunidad
Nos ayudamos mutuamente a llegar a la meta.
Al unir San Bruno la vida cenobítica o de comunidad con la eremítica, liberó al ermitaño de los problemas de una soledad intensa, sin perjudicar, no obstante, a esta misma soledad.
La vida de comunidad permite cultivar con detalles el espíritu de familia, estrecha los lazos que unen a todos los monjes con Dios, proporciona los frutos del amor fraterno así como los de la corrección fraterna, y sirve de estímulo, de apoyo y ayuda mutua en la realización de la misma vocación.